AMLO mintió: la tortura NO ha sido erradicada en México
Por: Ángel Salvador Ferrer, coordinador del programa de Prevención de la Tortura de Documenta
Este 5 de abril, durante su último informe trimestral, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador sostuvo en una sola frase -por breve, casi inadvertida- que su gobierno ha cumplido en erradicar una de las mayores violaciones a derechos humanos:
“Hemos erradicado la tortura”.
Después sostuvo que se sigue apoyando a las víctimas de la violencia, que el Estado mexicano no está asociado a la delincuencia y que ha dejado de ser el principal violador de los derechos humanos. Pero, evidentemente, mintió.
Informe del presidente de la República al pueblo de Mexico. https://t.co/HXkNuS3yjz
— Gobierno de México (@GobiernoMX) April 5, 2020
Ni siquiera es necesario un concienzudo trabajo de investigación para sostener que la tortura no ha dejado de formar parte de la cotidianidad en el país. Baste ver reportes de los últimos 15 días en México.
El pasado 25 de marzo el Grupo Impulsor contra la Detención Migratoria y la Tortura lanzó un comunicado denunciando la violenta represión en el Centro de Detención Migratoria de Tapachula con la que se reprimió una protesta contra la prolongación indefinida de detenciones que sufren personas migrantes y por el temor a las consecuencias de la COVID-19. Según la información recabada, los agentes emplearon “toletes, mangueras de agua, gas pimienta y dispositivos Taser de descargas eléctricas contra las personas, y algunos agentes del INM golpearon con sus propios puños y botas”. También “golpearon a algunos jóvenes con toletes, puños de hierro y sus propias botas”. Los hechos ocurrieron el 23 de marzo de 2020.
El tres de abril -dos días antes del informe de Obrador- el Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura denunció que elementos de la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana de Tijuana sometieron a una persona con uso excesivo de la fuerza. La persona falleció. Los hechos ocurrieron el 28 de marzo de 2020.
Mientras el presidente sostenía haber erradicado la tortura personas privadas de la libertad pasaban un día más en deplorables condiciones de internamiento en centros del país, donde no se cuenta con insumos básicos de higiene; donde las condiciones de internamiento, hacinamiento, falta de agua potable o calidad de la comida atentan contra la dignidad de las personas. Y la de sus familiares. Los hechos están ocurriendo ahora.
Estos tres ejemplos clarifican que la situación en México no se acerca ni remotamente al escenario de erradicación descrito. Es más: a abril de 2020, la Ley General contra la Tortura sigue sin aplicarse en la mayoría de sus disposiciones. En abril de 2020, México sigue sin contar con un Registro Nacional del Delito de Tortura ni con un Programa Nacional contra la Tortura. En abril de 2020, muchos estados siguen sin contar con Fiscalías Especializadas que investiguen los delitos de tortura. En abril de 2020, las sentencias por tortura siguen siendo la excepción a una práctica que, en palabras de integrantes del Comité Contra la Tortura de Naciones Unidas, es “endémica y generalizada”. En abril de 2020, decenas de miles de víctima de tortura en el país siguen sin contar con una mínima reparación que les permita reconstruir sus proyectos de vida.
#DefinitivoLaTorturaPersiste Reportes recientes de Comité Contra la Tortura @ONU_es: https://t.co/3T9yOdzCIK; @AIMexico: https://t.co/AXnxWI8spq; y Sociedad Civil Unida Contra la Tortura: https://t.co/QmIZAuRT7e, demuestran persistencia de este crimen contra la humanidad ?
— IJPP (@ppinocenciamx) April 6, 2020
La tortura es una práctica empleada por las instituciones mexicanas como respuesta al déficit de estado de derecho que sufre nuestro país. Su erradicación significa desprenderse de una tradición profundamente arraigada en muchos niveles de la administración pública: desde corporaciones de seguridad pública, fuerzas armadas y sistemas penitenciarios hasta instancias de procuración de justicia, pasando por instituciones de carácter social y de atención a la salud.
Acabar con la tortura significa, en primer término, dejar de instrumentalizar abusos para obtener un rédito, como fabricar un culpable, conseguir un silencio o castigar una conducta. Acabar con la tortura va mucho más allá: requiere que todos esos vejámenes sean investigados con prontitud e imparcialidad; que toda persona responsable sea identificada, vinculada a proceso penal y sancionada adecuadamente. Y, por supuesto, significa que todas y cada una de las víctimas directa e indirectamente afectadas sean reparadas integralmente.
Declarar la erradicación de la tortura en México es sentenciar a esta sociedad y privar a las nuevas generaciones de todo fundamento de justicia.
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