El reto de los cultivos de amapola en México

En las últimas semanas, la ex ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Olga Sánchez Cordero, expresó públicamente sus intenciones de promover la legalización de las drogas en el país. La próxima Secretaria de Gobierno indicó que no sólo buscará despenalizar el uso lúdico del cannabis, sino que también tiene intenciones de regular el uso farmacéutico de la amapola.

En México, los cultivos de amapola se han expandido en grandes extensiones del territorio para responder a la demanda del mercado ilegal de heroína. Se estimó que de 2014 a 2015 existieron alrededor de 24 mil 800 hectáreas de cultivos de amapola. Los cultivos se encontraron, principalmente, en nueve estados: Sinaloa, Chihuahua, Durango, Nayarit, Jalisco, Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Chiapas. La demanda de heroína en Estados Unidos ha ido en crecimiento y, con esta demanda, la violencia en México también ha aumentado a niveles intolerables.

El cambio de estrategia en la política de drogas mexicana es urgente e impostergable. Diversas organizaciones de la sociedad civil se pronunciaron en favor de las propuestas de la nueva administración del Ejecutivo Federal para terminar con la “guerra contra las drogas”. Sin embargo, aún no existe claridad respecto a la estrategia que se debe de tomar.

Desde hace un par de años, el gobierno estatal de Guerrero expresó su deseo por la legalización de los cultivos de amapola y a esta propuesta se han sumado cada vez más voces. Si bien, esta puede ser una alternativa viable, es indispensable pensar en las posibles contingencias y debe tenerse en cuenta que los cultivos de amapola son sólo una parte de la cadena del mercado ilegal del narcotráfico.

Antes de pensar en estrategias de política pública, es importante tener en cuenta lo siguiente:

1.  Las personas campesinas que se dedican al cultivo de la amapola se encuentran en los eslabones más débiles de la producción de estupefacientes. Por lo general, no forman parte de las organizaciones criminales, no tienen protección y son fácilmente reemplazables.

2. Se dice que las personas que cultivan amapola lo hacen porque ésta se vende a precios más altos que otro tipo de cultivos. Sin embargo, debemos preguntarnos si esto es real o si más bien lo hacen porque la amapola es un cultivo que tiene garantizada su venta. Por lo general, los grupos criminales acuden directamente a las y los campesinos y aseguran su aprovisionamiento, por lo que los cultivadores no tienen qué preocuparse por la inversión inicial, buscar compradores o transportar su mercancía.

3. Se debe generar información estadística real y actualizada sobre la situación de los cultivos ilícitos de la amapola, así como de las personas involucradas.

Existen países de los que podemos aprender sobre la regulación legal de la producción de opio para uso medicinal como Turquía, Australia (Tasmania), España, Francia, Gran Bretaña, India y Hungría. Estos países producen legalmente e incluso, algunos de ellos, pueden exportar para la producción de medicamentos.

Además de estas experiencias, podemos mirar hacia la región andina. Si bien estos países no han regulado el uso medicinal de la amapola, sí tienen experiencia en la regulación y el control de otro tipo de cultivos ilícitos, como los de la hoja de coca. Nuestro país comparte características y problemáticas similares a los de Bolivia, Perú y Colombia, que, al igual que México, son países productores y que han sido afectados, en mayor o menor medida, por las políticas prohibicionistas de drogas.

De esta región podemos aprender que la erradicación forzada de cultivos no ha funcionado para la disminución de los mismos, ya que estos se desplazan y se sustituyen después de los operativos de erradicación. Por otro lado, el programa de sustitución voluntaria de cultivos en Colombia se ha visto como una alternativa de desarrollo rural con resultados diversos.

Entre los más preocupantes está el aumento en la violencia en los municipios con cultivos de hoja de coca, los cuales  “la tasa de homicidios aumentó 11%; en aquellos donde la sustitución comenzó, el alza fue del 33%”, esto de acuerdo con el estudio ¿En qué va la sustitución de cultivos ilícitos? Balance del 2017 y lo que viene en 2018 de la Fundación Ideas para la Paz.

Una de las mejores lecciones que nos pueden dejar los países andinos es que no se pueden implementar políticas estándar para todas las regiones. Sobre todo, es fundamental que se tomen en cuenta las diversas perspectivas de las comunidades involucradas. No se pueden generar políticas públicas efectivas si no están basadas en las necesidades de las poblaciones afectadas. Tenemos un gran reto por delante y una gran oportunidad para ser referentes en políticas de drogas integrales y respetuosas de derechos humanos.

*Cristina Reyes Ortiz es Abogada Senior del Programa de Política de Drogas de México Unido Contra la Delincuencia (MUCD).

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