El poder estadístico de invisibilizar a las mujeres
Las mujeres privadas de la libertad sufren condiciones especiales de vulnerabilidad;
el INEGI dejó que las mujeres desaparecieran en la mayoría varonil al no presentar la información desglosada.
La semana pasada el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), publicó los resultados de la primera Encuesta Nacional a Población Privada de Libertad (ENPOL), innovación de la Ley Nacional de Ejecución Penal que tiene el fin de generar información estadística sobre las características de la población penitenciaria, y sus condiciones de procesamiento e internamiento.
Si bien, esta primera encuesta nos brinda información muy valiosa sobre temas tales como características socioeconómicas de la población, corrupción en el sistema de justicia penal y en el sistema penitenciario, o condiciones de vulnerabilidad, sufre de una carencia mayor: la perspectiva de género.
A pesar de solo representar el 5% de la población penitenciaria, las mujeres privadas de la libertad sufren condiciones especiales de vulnerabilidad: víctimas de violencia familiar y/o institucional, abandono familiar.
Sin embargo, la información presentada por el INEGI no se encuentra desglosada por sexo, esta ausencia tiene por consecuencia directa el desparecerlas de la primera encuesta gubernamental sobre las condiciones de vida carcelarias.
Un ejemplo impactante es el tema de la violencia sexual: la encuesta menciona que 4.5% de las personas mencionan haber sufrido violencia sexual en el momento de la detención y 5% dentro del centro penitenciario. Sin embargo, una investigación de Amnistía Internacional, mostró que de las 100 mujeres detenidas en un centro federal que entrevistaron, 72 afirmaban haber sufrido violencia sexual al momento de su detención.
Otro ejemplo, en la Ciudad de México la encuesta resalta que el 80% de las personas privadas de libertad habían recibido visita, cuando cifras de la Subsecretaría del Sistema Penitenciario citados por Animal Político da un panorama totalmente diferente para las mujeres: 70% no reciben visitas y 20% no tienen a nadie autorizado para el mismo fin.
Las estadísticas no son un instrumento neutro. El transversalizar la perspectiva de género en la producción estadística del INEGI, en específico en el caso del sistema penitenciario, implicaba analizar el impacto diferenciado que tiene la privación de la libertad sobre las mujeres y los hombres. En la manera presentada en su sitio, el INEGI dejó que las mujeres desaparecieran en la mayoría varonil al no presentar la información desglosada.
Más allá de un error metodológico, es una falla grave de parte del Estado Mexicano. En efecto, en la duodécima Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, México se comprometió a “fortalecer la implementación efectiva de sistemas de producción de información estadística para el diseño de las políticas para la igualdad de género, con especial atención en los medios de recolección, clasificaciones y procesamiento de datos nacionales”.
Sobre los temas específicos de violencia, la Convención de Belem Do Para así como la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia lo obligan a fortalecer la “recopilación de estadísticas y demás información pertinente sobre las causas, consecuencias y frecuencia de la violencia contra la mujer.”
Tal como fue presentada, la ENPOL presentó resultados de la población varonil privada de la libertad, y corre el riesgo de perpetuar el ciclo de la violencia institucional que viven las mujeres encarcelas, cuando pudiera visibilizarlo.
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