
Mi normalidad
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Nuestras normalidades han cambiado a partir de la pandemia por COVID-19. En el caso de mi vida hay una cosa que no cambia: cada sábado voy a un reclusorio y visito a una persona privada de la libertad.

Recuperar la confianza (y la esperanza)
Mientras que por un lado la sociedad estigmatiza y desconfía de las juventudes que estuvieron en conflicto con la ley, ellas y ellos imprimen un gran esfuerzo con nuevos enfoques para su reintegración. Urge eliminar estigmas y cumplir con nuestra responsabilidad social de reintegrarnos.

Privatización de las cárceles en México: negocio jugoso
Por Lucía Alvarado, Coordinadora del Centro Integral de Atención…